martes, 13 de julio de 2010

La disputa por el control y la libertad en Internet

Hoy, martes 13 de julio -con 100 votos a favor y una abstención- Chile se convierte en el primer país del mundo en aprobar una Ley que garantiza la neutralidad en la red. Y, ¿qué significa esto? Esto significa que los proveedores de internet no pueden intervenir en los contenidos a los que podamos acceder los usuarios. Lo que se hace es proteger al usuario contra las posibles restricciones o limitaciones que intenten imponer los proveedores de internet, de esta forma se les entrega una mayor información y un servicio mejorado. Por lo que se les prohíbe a los ISP interferir, discriminar o entorpecer de cualquier forma los contenidos, aplicaciones o servicios, salva acciones destinadas a garantizar la privacidad de los usuarios, la protección contra virus y la seguridad de la red.

Para entender mejor, podemos decir que una red neutral está libre de limitaciones del tipo de comunicación que está permitido. Asimismo no se restringe el contenido ni los sitios ni las plataformas utilizadas, sin que se bloqueen aplicaciones, ni sitios web. El hecho de que existan compañías de telecomunicaciones que imponen su modelo de servicio demuestra que el interés está el conseguir beneficios aprovechándose del control servicio, así lo explican los adeptos de la neutralidad de la red.

Pero, ¿qué es lo que esta realmente en juego con este avance o cambio en la regulación de Internet? Para eso, necesitamos remontarnos al pasado.

Según Castell en el texto Visiones sobre internet: redes, protocolos, utopías, extensión del mundo real internet es “un instrumento de comunicación libre, creado de forma múltiple por gente, sectores e innovadores que querían que fuera un instrumento de comunicación libre”. (Castells; 8) Sin embargo, la libertad se mantiene en la abstracción de su significado. Para Lessig, en el texto Comunidades y cultura libre: geografía en internet, Motivación y nuevas formas de organización y pertenencia, Internet tiene variadas limitantes, “El código es un regulador en el ciberespacio porque define los términos en que éste se nos ofrece. Y aquéllos que establecen dichos términos reconocen cada vez más el código como un medio para conseguir las conductas que más les benefician.” (Lessig, 148)

Los usuarios no tienen otra opción: deben aceptar estas indicaciones porque la plataforma fue diseñada así, porque su código está configurado para que así sea. Entonces, el código es una herramienta de control. “El código es la ley aquí, y ese código/ley aplica su control directamente. Obviamente este código cambia (como la ley). La clave es reconocer que este cambio en el código se concibe (a diferenciade las leyes de la naturaleza) con el fin de reflejar las decisiones y los principios de los desarrolladores de ese código”(Lessig; 187)

Pues es así, como la restricción existente y dada por el código limita las formas en que el usuario se desenvuelve en la red. Y además de ello, sindica cómo un aparataje ideológico modera la web. No son decisiones antojadizas, son formas de cultivar el desarrollo informático y de coartar la experiencia posible en aquella plataforma, cada uno lo mirará como guste.

He ahí la importancia de la ley. No sólo nos permite acceder a conocimiento no restringido, sino que regula el respeto de la libertad de cada cual en las elecciones tomadas. Pero tampoco hay que ser ilusos. Para muchos puede ser la puerta hacia la libertad de la información, pero muchos otros sabemos que esa información libre que circula no proviene precisamente de los reyes de la pluralidad. Apertura comunicacional, pero de esa información que sí se puede mostrar sin tapujos. De esa información que pinta de negro lo que para los protagonistas es blanco. Contenido con un derecho de admisión, regulado, pero mediado al fin y al cabo.

Vínculo entre ética hacker, software libre y periodismo participativo

Según Stallman en el texto Software libre, Ética y principios hackers, Web 2.0, Periodismo Ciudadano y Cultura Participativa un software libre es “la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, estudiar, modificar y mejorar el software”. Gracias esto se puede utilizar un programa independiente de su propósito, para luego desentrañar sus fórmulas internas y modificarlo de acuerdo a las propias necesidades en pos de una mejora o de una readecuación según intereses. Con ello, se puede difundir ampliamente para que más personas accedan a este servicio.

Esta idea se relaciona con uno de los valores de la ética hacker planteado por Pekka Himanen. De acuerdo al texto La ética del hacker y el espíritu de la era de la información, lo que los usuarios realmente desean tiene que ver con la realización de una pasión que puede ser compartida con los demás en tanto la necesidad de la comunidad a que sea parte de estas nuevas formas. Así, según los valores otorgados por los mismos destinatarios se pone a disposición de ellos elementos de los cuáles quién sea puede usufructuar. Estos resultados de la creatividad de usuarios pueden, entonces, ser utilizados, desarrollados y puesto a prueba por cualquiera, de modo que todos puedan aprender unos de otros.
Así vemos como el software libre respeta las libertades del usuario. Situación que extiende un poco los márgenes de desenvolvimiento de ellos, dado que con el sólo hecho de adquirir un computador ya está sometiéndose a las leyes y protocolos que de ahí emergen. Por eso a la hora de elegir el tipo de software que se utilizará se está pavimentando el camino de cómo el usuario se desenvolverá en la web y qué tipo de reglas y limitaciones está dispuesto a aceptar.
La noción de un “propietario” de las ideas que propone el software privativo no tiene nada que ver con lo que ofrece el software libre: apuesta por la libertad y solidaridad social. Situación que se aleja de un mecanismo limitante y de fórmulas restrictivas. Así, es posible desarrollar variadas iniciativas que funcionen como una colaboración en el aprendizaje de los usuarios y como una forma de desarrollar aún más el trabajo mancomunado y en línea.

Así vamos entendiendo como se pueden construir puentes que, mediante la colaboratividad modifiquen la eterna noción del propietario. Esto junto con la irrupción del periodismo participativo pueden crear nuevos escenarios incluyentes y con mayor libertad al acceso a la información para que los avances puedan beneficiar a todos los usuarios en pos de un trabajo relacionado y generado por todos.